Según el último estudio publicado en la revista médica The Lancet Public Health, existen más de 57 millones de personas en todo el mundo que viven con la enfermedad de Alzheimer, sin embargo, se prevé que este número aumentará a más de 83 millones para 2030.
El Alzheimer es un trastorno cerebral degenerativo que causa la muerte de las neuronas y la pérdida de tejido cerebral, lo que provoca pérdida de memoria progresiva, capacidad de pensar e incluso de conducta y personalidad.
Asimismo, es considerada la más común de las demencias representando un 60% y cuando se manifiesta antes de los 65 años, tiene una evolución más acelerada conociéndose como Alzheimer de inicio temprano.
En el caso de Costa Rica según datos de la Caja Costarricense del Seguro Social (CSSS), un 5.5% de las personas de más de 60 años tienen algún tipo de demencia, que se traduce en un aproximado de 50.000 mil personas.
Actualmente, nuestro país cuenta con un Plan Nacional para la enfermedad de Alzheimer y demencias relacionadas 2014-2024 es el primero de su tipo en América Latina, que es un esfuerzo en conjunto con el Ministerio de Salud, el Consejo de la Persona Adulta Mayor (Conapam) y de la Asociación Costarricense de Alzheimer y otras Demencias Asociadas (Ascada).
Principales síntomas
- Dificultad para encontrar o expresar palabras en comparación con otras personas de la misma edad.
- Deterioro en el razonamiento o criterio que afectan las decisiones que toman.
- Deambular y perderse o extraviar cosas en lugares inusuales.
- Pérdida de memoria a corto plazo es el síntoma temprano más común de la demencia.
- Dificultades para ejecutar actividades cotidianas como completar tareas habituales ejemplo: el orden en que deben de doblar la ropa o preparar una comida.
- Problemas con el lenguaje: dificultades en encontrar palabras simples que cotidianamente utilizó para comunicarse, hacer una carta o hacer un discurso.
- Desorientación en tiempo y lugar, puede perderse en lugares familiares como el camino o la dirección a donde vive, olvida donde está o cómo llegó en el sitio en que se encuentra.
¿Cómo afecta el Alzheimer al cerebro?
Durante la etapa temprana de la enfermedad, se producen cambios tóxicos en el cerebro, incluso las acumulaciones anormales de proteínas que forman las placas amiloides y ovillos de tau.
En el caso de las neuronas, comienzan a perder conexiones entre sí, dejan de funcionar y comienzan a morir, incluso en etapas finales de la enfermedad el tejido cerebral se ha reducido considerablemente.
Etapas del Alzheimer:
Inicial: la persona comienza con pérdida de memoria y dificultades cognitivas, los problemas pueden incluir deambular y perderse, tener dificultades para manejar el dinero y pagar facturas, repetir preguntas o conversaciones sin recordarlo, demorar más tiempo para completar las tareas diarias normales y sufrir cambios en la personalidad y el comportamiento.
Intermedia: los daños se presentan en las áreas del cerebro que controlan el lenguaje,el razonamiento, el procesamiento sensorial y los pensamientos conscientes. La pérdida de memoria y la confusión empeoran,las personas en esta etapa pueden tener más confusión y dificultad para reconocer a su familia y amigos,incluso sufren de alucinaciones, delirios,paranoia y comportarse de forma impulsiva
Avanzada: en este punto el paciente ya no es capaz de comunicarse y depende totalmente de otros para su cuidado y es posible que se quede en la cama la mayoría o todo el tiempo, a medida que el cuerpo va dejando de funcionar.
Además, el Alzheimer afecta la memoria de forma distinta según progresa la enfermedad las principales afectaciones son:
Memoria Semántica: esta abarca el significado de las palabras es decir lo que representa una flor o un gato.
Memoria de procedimiento: esta permite el manejo de acciones físicas y mentales, por ejemplo, cómo usar un cuchillo y un tenedor o jugar ajedrez.
Apraxia: es la incapacidad para realizar movimientos voluntarios con un propósito, a pesar de que la fuerza muscular, la sensibilidad y la coordinación estén intactas, impidiendo acciones como abotonarse la camisa.
Afasia: pérdida de la capacidad para hablar o entender el lenguaje hablado, escrito o de señas como resultado del daño cerebral correspondiente.
Agnosia: pérdida de la capacidad de reconocer qué son los objetos y para qué se usan.
Proceso de diagnóstico
El principal problema para un diagnóstico temprano es la errónea creencia de que los problemas de memoria son una parte normal del envejecimiento, así como la falta de conciencia sobre los signos y síntomas de la demencia.
Asimismo, el proceso de diagnóstico implica realizar pruebas cognitivas sobre la conducta, así como neurológicas (TAC, Resonancia Magnética de contraste, funcional – PET – SPET) que permiten emitir un diagnóstico sobre el grado de deterioro.
Estas pruebas miden signos de la enfermedad como cambios en el tamaño del cerebro o niveles de ciertas proteínas.
Además, se incluye una entrevista al paciente y otra al cuidador principal sobre la vida del paciente antes y después del cambio por lo cual fue llevado a consulta, algunos de los test psicológicos realizados son: “Examen del Estado Mental Folstein”, dibujo del reloj, “Test de Memoria T@M”, entre otras.
Entre los principales objetivos está buscar la ausencia de otra enfermedad que explique el cuadro clínico.
De igual forma el trastorno depresivo crónico conocido como distimia se llega a confundir en muchas ocasiones con Alzheimer, ya que las personas con este problema manifiestan estar irritables, tristes o desesperanzadas la mayor parte del tiempo.
Memoria: las personas deprimidas pueden tener problemas para concentrarse y pueden tener lapsus ocasionales de la memoria, lo que puede empeorar su estado de ánimo. Sin embargo, las personas con la enfermedad de Alzheimer tienen problemas constantes para almacenar nueva información, como una visita reciente a un pariente cercano o lo que la persona cenó.
Con la depresión, el olvido y la confusión suelen aparecer muy repentinamente, mientras que, con la mayoría de las formas de demencia, la disminución de la agudeza mental suele ser bastante lenta.
Factores de riesgo
Según el último informe del Instituto de Medicina (IOM) existen ciertos factores que provocan que una persona pueda ser más propensa a padecer de Alzheimer como: el tabaquismo, la hipertensión, obesidad, sedentarismo.
Por último, la evidencia sugiere que los individuos que experimentan lesiones repetidas en la cabeza pueden tener un mayor riesgo de demencia, deterioro cognitivo y enfermedad neurodegenerativa.